Los ‘marcadores’ revolucionan la identificación varietal del sector citrícola

GOCITRUS

22 de febrero, 2021


El término PCR que hoy es de uso común y se refiere al método de diagnóstico más fiable para detectar la Covid-19 se basa en la misma tecnología que está dando un vuelco al mundo de la explotación de variedades vegetales de cítricos. Efectivamente, los marcadores moleculares tan pronto pueden servir para definir la secuencia genética propia de un determinado coronavirus (o de cualquier patógeno) como para aportar los rasgos genéticos específicos de una variedad.

“Los marcadores moleculares no son el futuro, son ya el presente”, dijo Francisco Llatser, el ex Director durante décadas de AVASA (Agrupación de Viveristas de Agrios, S.A, cuyos viveros miembros acaparan alrededor del 80% de la producción española de plantas). Su contribución “contra la piratería varietal está teniendo y va a tener un impacto económico incalculable”, añadió acto seguido.

Así de contundente se mostró Llatser en el transcurso de un webminar organizado por el proyecto Gocitrus, que también sirvió para acreditar cómo esta revolución tecnológica está beneficiando a todos los eslabones de esta cadena: está acelerando los procesos de mejora varietal, la tecnología empieza a introducirse para reducir los tiempos y las pruebas necesarias para obtener el registro (la ‘patente’ de una variedad), ha perfeccionado el control de la producción viverística y está siendo usada de manera emergente en los sistemas de certificación e identificación varietal para evitar el fraude.  

El encuentro, seguido de manera online por cientos de personas vinculadas al sector de los agrios, fue respaldado por partida doble por el Ministerio de Agricultura. De un lado, Alfredo Pollán, jefe de Servicio de Innovación y Digitalización, introdujo el acto y del otro, José Antonio Sobrino, Director de la Oficina Española de Variedades Vegetales, dio la primera ponencia. Sobrino entró a detallar cómo se realiza el proceso de registro de una nueva variedad. En primera instancia y más allá de otros trámites burocráticos, el nuevo material vegetal debe acreditar que es distinto, homogéneo y estable.

Hasta no hace demasiado tiempo estos estudios se basaban exclusivamente en el análisis de las características diferenciales morfológicas y fenotípicas. Frente a ellos –como confirmó Sobrino– está irrumpiendo también la tecnología de los marcadores, que permite acelerar el proceso al comparar la variedad candidata sólo con las que genéticamente sean más similares “racionalizando las colecciones de referencia” (que en cítricos y en general en todos los frutales, son enormes). La UPOV (Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales) –de la que es miembro la UE así como la mayor parte de países desarrollados– tiene, de hecho, un grupo de trabajo (el ‘IMODDUS’,) para incorporar estos métodos, para generar bases de datos (secuencias específicas) y protocolos a los procesos de registro.

Desde la perspectiva legal, como aclaró la letrada especializada en derecho de la obtención y directora de AM Legal Group, Maribel Montero, los marcadores de variedades son herramientas cada vez más usadas en los tribunales, tanto en pruebas judiciales como de parte, en procesos ligados a casos de piratería varietal. “Su implementación para la identificación inequívoca de variedades en cítricos tiene ya un valor disuasorio fundamental porque ya no dependemos sólo de los informes de peritos basados en el estudio de las características morfológicas, que son análisis más complejos y propensos a la interpretación”, advirtió.

Junto a ello y en línea de lo avanzado antes por Sobrino, Montero se mostró partidaria de una mayor integración de estos métodos en los procesos de registros. “La identificación genética de las variedades vegetales, en un mercado globalizado, ya empieza a proporcionar seguridad y progreso a los distintos agentes económicos del sector citrícola pero podría hacerlo también al de todas las especies botánicas”, concluyó.

El primer caso de éxito de cómo el uso de estas secuencias genéticas singulares puede ser también clave en la explotación de una variedad se ha dado con el cítrico Tang Gold (conocida como Tango). Para dar testimonio de ello, Gocitrus invitó a José Pellicer, Director de Desarrollo de Eurosemillas, que explota esta mandarina y cuya firma es uno de los socios del proyecto.
 

Acto seguido intervino el director del Instituto Valenciano de Investigación Agraria (IVIA), Rodolfo Canet, cuyo centro también participa en Gocitrus. Canet coincidió en que esta tecnología “es el futuro aunque ya es también parte del presente”. El nuevo director quiso, a este respecto, circunscribir el trabajo de su entidad “a trabajar como generadores de conocimiento” pero descartó –como se ha especulado en algún momento– que el IVIA pueda erigirse en una entidad de referencia “para certificar, verificar o resolver pleitos (sobre variedades) porque esas labores deben desarrollarse a partir de la generación de un sector auxiliar”.

 

 

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