Tres formas de conservar el queso para que dure más tiempo

Revista Alimentaria

7 de mayo, 2020


Los lácteos son fundamentales en la dieta como nos explicaron desde INLAC, y una estupenda fuente de proteínas y grasas saludables para el organismo. Los nutrientes de una loncha de queso equivalen a un vaso de leche que, junto con los yogures son alimentos que fortalecen nuestro sistema inmunológico de manera natural, nos aseguran desde el grupo Arla, que asimismo, nos han hablado de las propiedades del queso.

"El queso, además, contiene grasas que, en cantidades moderadas, son beneficiosas y unas grandes aliadas que nos aportan la energía que necesitamos y nos previenen de numerosas enfermedades. También es especialmente relevante su alto contenido en calcio, necesario para prevenir enfermedades como la osteoporosis, y su aporte de fósforo, vitaminas y proteínas esenciales para nuestro organismo", explican desde Arla.

En relación con los lácteos y sus derivados es habitual que se recomiende consumir entre 2 y 3 porciones al día, no obstante, si hablamos de queso concretamente depende del tipo al que nos refiramos, al ser 100% naturales, los podemos consumir todos los días con moderación. Cuando se trate de quesos madurados, se recomiendan un consumo más moderado que no supere los 40-50 gramos diarios. Sin embargo, en el caso de los quesos más ligeros y frescos al ser menos calóricos y con un menor contenido de grasas, podemos comer entre 80 y 100 gramos.

Conservación según el tipo de queso

Según el tipo de queso nos recomiendan tres tipos de conservación desde el Instituto de Investigación y Tecnología Alimentaria (IRTA). Los quesos de pasta dura como, por ejemplo, el manchego, el Grarrotxa o el tipo Serrat, se conservarán mejor si los compramos enteros o en cuñas; si los compramos loncheados se secarán y enmohecerán más fácilmente. Los guardaremos en la nevera, envueltos en papel film o dentro de una fiambrera. En cuanto a los quesos de pasta blanda tipo brie o camembert, será necesario envolverlos en papel film para que no se sequen y para que mantengan la estructura, mientras que los de pasta hilada, como es el caso de la mozzarella, será mejor conservarlos dentro de su suero. Desde IRTA también recomienda cortar el trozo de queso que vayamos a consumir, no más.

¿Se estropean?

Los quesos frescos tienen una vida mucho más corta que los madurados, y por ello será necesario consumirlos en los días siguientes a su compra. En cuanto a los quesos madurados, Marta Garron, experta en lácticos del programa de Tecnología Alimentaria de IRTA, señala que tienen una vida muy larga porque «desde el punto de vista sanitario, que un queso esté muy madurado no implica ningún riesgo». Garron afirma que «los quesos están vivos», y explica que, en el proceso de maduración, «los hongos y levaduras presentes en la piel y dentro del queso van degradando las proteínas y las grasas, y ello atorgará cambios en el aroma, el sabor y la textura».

¿Se pueden congelar?

Sí, pero hay que tener en cuenta que el proceso de congelación puede romper las estructuras celulares, y ello hará que cuando se descongele pierda agua y su estructura cambie.

 

 

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