El mejor modo de conservar el embutido

  • |  Mitjans
  • |  04-01-2021

Los embutidos se encuentran entre los alimentos que más arraigados están en la gastronomía española. Fuet, chorizo, salchichón, jamón... pueden formar parte de nuestros desayunos, comidas y cenas, y casi siempre contamos con alguna variedad en nuestras neveras. Por ello, es importante saber que tanto embutidos cocidos como curados necesitan una conservación específica que en muchos casos implica guardarlos en el frigorífico o en lugares frescos de nuestra casa.

La conservación de los embutidos es un aspecto a tener en cuenta durante todo el año, a pesar de que habitualmente durante los meses de frío es más fácil gestionarla que durante los meses de verano. En este artículo intentamos ver consejos y recomendaciones para poder conservar el embutido fresco y con su gusto natural.

Para conocer cómo debe ser la mejor conservación para cada tipo de embutido, contamos con Mitjans, empresa especialializada en charcutería que lleva cuatro generaciones dedicándose a su elaboración y distribución.

 

Embutidos fresco y curados, cada tipo una manera de conservar

"Embutidos frescos y cocidos como las butifarras blancas y negras, el jamón dulce o la catalana necesitan conservarse en la nevera entre los 3 y los 6 grados, en el mismo papel parafinado con que nos lo envuelven en la charcutería. Si la temperatura es inferior, los alimentos pueden congelarse parcialmente, y si es superior empieza el crecimiento bacteriano".

 

En caso de comprobar que nuestro frigorífico no tiene suficiente frío, podemos abrir un poco el papel para dejar que pase el aire por los lados. Entonces, el embutido se mantendrá seco y no hará mal olor.

 

"Es recomendable tener los embutidos en la nevera como máximo de 3 a 4 días en la nevera y no comérnoslos si consideramos que no están suficientemente frescos", explican desde Mitjans.
 
En el caso de los embutidos curados, como puede ser la longaniza, el fuet, el chorizo, la secallona o el jamón serrano, es recomendable tenerlos fuera del frigorífico; en un lugar fresco, ventilado, y si es posible oscuro, evitando que la luz solar incida sobre las piezas de manera directa.

 

Este tipo de embutidos, si los cortamos en lonchas, tienen tendencia a que se les suba la sal, y por tanto se vuelven más fuertes y salobres, y pierden su gusto y textura original.

 

También es muy aconsejable tenerlos colgados boca abajo y evitando siempre que las piezas se toquen entre ellas. En verano, y en lugares más calurosos, si no tenemos más opciones que guardar los embutidos curados en el frigorífico es recomendable colocarlos sobre un trapo de algodón mojado en agua y bien escurrido.
 
 

Y una vez abierto...

Las comidas y cenas navideñas suelen incluir entrantes de embutidos, y en aquellas ocasiones en las que sobran debemos volver a conservarlos. En estos casos debemos colgarlos colocando la parte del corte mirando abajo y bien tapado para no tener contacto con el aire. Se recomienda untar la zona del corte con un poco de aceite de oliva para que el embutido no se ponga rancio, y taparla con papel de film transparente. Para poder conservar este embutido cortado en lonchas o rodajas podemos colocar cada porción una sobre la otra, formando una torre que después envolveremos en papel film transparente y guardaremos en el frigorífico. Si las queremos consumir, las sacamos con tiempo de la nevera y las colocamos en un plato para que las rodajas se vayan adaptando a la temperatura ambiente.

También puede ser habitual congelar el embutido envasado y lo vamos sacando después con antelación suficiente antes de consumirlo. No obstante, en el caso de los embutidos curados se recomienda no congelarlos.
 

Como último consejo, recordad siempre colocar los embutidos, junto con la leche y los derivados lácteos, en las estanterías centrales y superiores, donde la temperatura varía entre 4 y 8 grados centígrados.

 

Innovando en charcutería

La oferta de Mitjans incluye desde embutidos tradicionales selectos, pasando por asados gourmet, patés gastronómicos y foies y una amplia gama de pavo premium. En estos últimos años, la empresa ha realizado un gran esfuerzo para mantener los métodos de elaboración artesanales pero incorporando mejoras para maximizar la seguridad alimentaria. La apuesta por la innovación se ha traducido en 2020 en un salto cualitativo en la mejora de los valores nutricionales de los productos y se ha reducido el contenido de sal y alérgenos.

Además, el campo de los patés gastronómicos es uno de los que incluye más innovaciones, con combinaciones que van desde el tradicional hígado de pato y carne de cerdo con escalivada, verduras o setas, hasta propuestas más atrevidas con frutas, pescados o quesos, e incluso maridajes como el paté de sofrito de cebolla y champiñones o el paté de cítricos y licor de naranja, presentados esta Navidad.


 

 

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