Digestión: qué es, cuánto dura y cómo mejorarla de forma natural
Digestión: qué es, cuánto dura y cómo mejorarla de forma natural
Comer bien es importante, pero digerir bien lo es casi más. La digestión es ese proceso que nos permite transformar los alimentos en los nutrientes que el cuerpo necesita para funcionar correctamente. Cuando no va bien, lo notamos enseguida: pesadez, gases, hinchazón o fatiga son solo algunas señales de que algo en ese engranaje no está funcionando como debería.
Pero, ¿qué es exactamente la digestión? ¿Cuánto tiempo dura? ¿Y qué podemos hacer para mejorarla sin recurrir a medicamentos? Vamos a explicarlo de forma sencilla.
Qué es la digestión
La digestión es el proceso mediante el cual el cuerpo descompone los alimentos en partes más pequeñas para que puedan ser absorbidas y aprovechadas. Comienza en cuanto empezamos a masticar y no termina hasta varias horas después, cuando el cuerpo ha extraído lo que necesita y ha desechado lo que no le sirve.
Se trata de una cadena compleja que implica varios órganos y mecanismos. Si te interesa saber más a fondo cómo funciona, puedes consultar todas las etapas del proceso digestivo.
Cuánto dura el proceso digestivo
Aquí no hay una única respuesta, ya que depende de varios factores: el tipo de alimento, el estado de salud de la persona, el nivel de hidratación e incluso si estamos estresados o relajados.
De forma general:
Los alimentos líquidos o ligeros (zumos, caldos, frutas blandas) pueden tardar entre 1 y 2 horas en digerirse.
Los alimentos más pesados o ricos en grasas (carne roja, fritos, comidas copiosas) pueden necesitar entre 4 y 6 horas.
El proceso completo, desde que comemos hasta que el cuerpo elimina los residuos, puede alargarse entre 24 y 72 horas.
No todo el mundo siente lo mismo tras una comida. Hay quien se queda con energía y hay quien nota un bajón inmediato. Por eso es importante aprender a escuchar nuestro cuerpo y entender qué nos sienta bien y qué no.
Cómo mejorar la digestión de forma natural
Aunque muchas veces lo que nos sienta mal no es lo que comemos, sino cómo lo hacemos, existen algunos hábitos sencillos que podemos implementar para mejorar la digestión sin recurrir a agentes externos.
Masticar bien
Parece obvio, pero no siempre lo hacemos. Comer deprisa hace que lleguen trozos más grandes al estómago, obligando al sistema digestivo a trabajar más. La digestión empieza en la boca: cuanto mejor trituramos, mejor funcionará todo lo demás.
Evitar el exceso de grasas y azúcares
Los platos muy grasos o con demasiada azúcar ralentizan el proceso digestivo y generan más molestias. Eso no significa eliminarlos por completo, pero sí tomarlos con moderación.
No comer con prisas ni bajo estrés
El estrés afecta directamente a la digestión. Comer en un ambiente tranquilo, sin móviles ni distracciones, ayuda a que el cuerpo se concentre en lo que toca: digerir bien.
Beber agua… Pero con cabeza
Estar hidratado es fundamental, pero beber grandes cantidades de agua justo durante las comidas puede diluir los jugos gástricos y entorpecer la digestión. Mejor tomar agua a lo largo del día, sin abusar en los momentos de ingestión.
Incorporar alimentos que ayudan
Algunos ingredientes pueden ser buenos aliados del sistema digestivo:
- Jengibre: favorece la motilidad intestinal.
- Manzana y plátano: aportan fibra y son suaves con el estómago.
- Yogur natural: por su contenido en probióticos, ayuda al equilibrio de la flora intestinal.
- Infusiones digestivas: como la menta, el anís o la manzanilla.
Mantener una rutina
Nuestro sistema digestivo agradece que tengamos unos horarios más o menos estables. Comer siempre a diferentes horas puede alterar los ritmos del cuerpo y dificultar la digestión.
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