Rubén Sánchez, secretario general de FACUA

¿Sabes cuándo pasó su última inspección el bar en el que desayunas habitualmente o alguno de tus restaurantes favoritos? ¿El funcionario que visitó el establecimiento consideró que estaba todo en orden y detectó algún incumplimiento de las obligaciones en materia de manipulación de alimentos, limpieza y estado de las instalaciones o gestión de la seguridad alimentaria? Si vives en España, esa información no está a tu alcance. Salvo que la solicites a tu ayuntamiento o tu comunidad autónoma a través de su portal de transparencia y decidan que se trata de información a la que tienes derecho a acceder.

Si vives en Reino Unido, tienes acceso a los datos básicos sobre la última inspección sobre seguridad alimentaria de cualquier local en una web de la Agencia de Normas Alimentarias (Food Standards Agency). Y si quieres conocer el informe completo, sólo tienes que enviar un correo a la autoridad sanitaria que la llevó a cabo. Lo más probable es que te envíe una copia, salvo que considere que hay datos que no deberían conocerse, algo que te explicará en su respuesta.

La web de la autoridad alimentaria británica también ofrece a los responsables de los locales de alimentación un código para que lo inserten en sus páginas web y puedan mostrar a sus visitantes los resultados de las inspecciones. Ostentar que se cumplen las normas con un documento oficial es la mejor forma de generar confianza a los consumidores.

En España, los consumidores no tenemos acceso directo a los resultados de las (pocas) inspecciones que comunidades autónomas y ayuntamientos realizan a los locales de hostelería. Y tampoco a las que se efectúan sobre las empresas que fabrican, envasan, distribuyen o venden alimentos. ¿Cuándo le hicieron la última inspección? ¿Qué revisaron y qué detectaron en ella? ¿Por qué no existe ninguna página web donde podamos acceder a esa información? Ni la del Ministerio de Sanidad, ni la del Ministerio de Consumo, ni la de su Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) ni la de ninguna comunidad autónoma o ayuntamiento nos muestran esos datos que deberíamos conocer. Lamentablemente, en los controles alimentarios, la transparencia en España brilla por su ausencia.

Lo único que ofrece la Aesan en su web es información sobre si un fabricante, distribuidor o almacén de alimentos está dado de alta en el Registro General Sanitario de Empresas Alimentarias y Alimentos. Y, de ser así, la página únicamente nos indicará el nombre de la empresa, su domicilio y su número de Registro Sanitario. No encontraremos allí ningún dato sobre la fecha en que la autoridad sanitaria -autonómica o local, según los casos- le hizo la última inspección. Ni tampoco sobre si la empresa ha sido sancionada por alguna irregularidad.

Cuando en 2019 estalló el escándalo de la Listeria en los productos cárnicos de la empresa sevillana Magrudis, trasladamos al Gobierno y el conjunto de fuerzas políticas una serie de reivindicaciones para garantizar la transparencia y mejorar el control sobre la seguridad alimentaria. Puedes leerlas en este enlace.

Han pasado casi dos años y la Ley de Seguridad Alimentaria sigue sin incorporar mejoras absolutamente claves para garantizar transparencia en el control alimentario. El Ministerio de Consumo debe asumirlo como una de las prioridades de esta legislatura. Y las empresas del sector que actúan con seriedad y no tienen nada que ocultar deberían apoyar estos cambios legales.

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