_{María Martínez-Herrera}

_{Responsable de Seguridad Alimentaria y Medioambiente de (ASEDAS)}

La política de seguridad alimentaria de la Unión Europea se ocupa de los alimentos “del campo a la mesa”. Su objetivo es muy amplio. Consiste en garantizar una información clara sobre el origen, contenido, etiquetado y uso de los alimentos y también atiende a la nutrición, salud y bienestar de los animales, así como a las prácticas relativas a fertilizantes, plaguicidas, etc. en los cultivos de frutas y hortalizas.

España participa de parte de esta política a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), que controla y coordina los Procedimientos de Higiene y Seguridad Alimentaria con las Comunidades Autónomas y, además, mantiene una red de alertas alimentarias muy eficiente. 

Durante la crisis del COVID-19, una de las labores de la Agencia ha sido suministrar información de organismos internacionales y compartir con ellos análisis propios sobre la relación de los alimentos con este virus. Diferentes estudios, alcanzando todos ellos las mismas conclusiones, han dejado claro que no hay pruebas de que los alimentos sean una fuente o una vía de transmisión del virus. Es decir, en ningún momento hemos vivido una crisis alimentaria, sino una crisis sanitaria.

Aclarar esto ha sido importante ante la gran cantidad de bulos y noticias falsas que, especialmente en los primeros momentos de la crisis, han circulado por las redes sociales. Podemos citar algunos de los mensajes que han tranquilizado a la población sobre la no transmisión del virus a través de los alimentos. Marga Hugas, científica jefa de la EFSA, Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, aseguró que

“las experiencias de anteriores brotes de Coronavirus afines (…) indican que no se produjo transmisión a través del consumo de alimentos. Actualmente no hay pruebas que sugieran que este Coronavirus sea diferente en este sentido”.

También en la Guía de la OMS sobre COVID-19 y Seguridad Alimentaria para empresas de alimentación se afirma que no hay evidencias de contagio de COVID-19 por los alimentos o los envases de los alimentos -que son unos grandes aliados de la seguridad alimentaria, así como de la conservación e información nutricional de los productos-. El organismo afirma que el coronavirus es una enfermedad respiratoria, que su ruta principal de transmisión es de persona a persona y que la manera de protegerse es reforzando las medidas higiénicas y el distanciamiento social.

Además, todas las Agencias de Seguridad Alimentaria han trabajado coordinadamente con la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria de la Comisión Europea en un documento de Preguntas y Respuestas de COVID-19 y Seguridad Alimentaria. El objetivo último es transmitir tranquilidad entre tanta incertidumbre. El documento refleja las evidencias científicas, ya mencionadas por la EFSA, y los protocolos de higiene y limpieza que ya se hacen, y se han reforzado durante esta crisis sanitaria, para evitar contaminaciones de patógenos, protocolos muy estandarizados en los supermercados.

En el caso de los alimentos en tienda afirma que no hay pruebas de que estos sean una fuente de contagio. Pero, ahora que se ha entrado en una fase de control de la pandemia, es necesario seguir las recomendaciones sanitarias de protección e higiene, siendo las más importantes el uso de la mascarilla y el lavado de manos, así como las medidas de distanciamiento. Tanto las tiendas de alimentación como los consumidores deben ser conscientes de los requisitos en materia de higiene. Y esto se está cumpliendo.

Pero, en un marco más amplio, no debemos olvidarnos de la seguridad alimentaria. Ahora y siempre debemos crear conciencia sobre la importancia de seguir las medidas de higiene que nos protegen de una intoxicación alimentaria como, por ejemplo, lavar sistemáticamente frutas y hortalizas con agua limpia si no se cocinan, e incluso pelar determinados productos. Además, la manipulación de alimentos es un punto crítico en la protección de la salud en cualquier circunstancia, por lo que, también en el caso de los alimentos envasados, seguir las recomendaciones que se indican en el propio envase protector es el mejor consejo.

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