La salud digestiva es un problema que cada vez interesa más a la población. Un reflejo de ello es que se encuentra en la cuarta posición de preocupaciones de la encuesta elaborada por BENEO en Europa, por detrás de ‘estar fit y activo’, ‘mantener o perder peso’ y ‘la salud dental’.

Además, según este mismo informe, el 63 % de los ciudadanos está dispuesto a pagar un precio adicional (premium) por productos que puedan producir mejoras en su salud, ya que el 57 % de los encuestados ve una conexión directa entre estos y su estado de ánimo.

Es por ello, que esta compañía ha desarrollado unos prebióticos que ayudan a que se construya una flora intestinal sana. No deben confundirse con los probióticos, porque los primeros favorecen el crecimiento de bacterias exógenas aportando diferentes sustratos, mientras que los segundos proporcionan estas bacterias vivas a la microflora. Tampoco se debe pensar que todas las fibras tienen actividad prebiótica, ya que no es así.

Según los resultados de la encuesta mencionada anteriormente, 1 de cada 3 personas ha leído recientemente noticias sobre salud digestiva; 1 de cada 3 sufre problemas digestivos / gastrointestinales y 4 de cada 5 casos, es decir, un total del 88 %, considera que este tema es muy importante en su día a día. Pero eso no significa que quieran consumir productos cuyo sabor, rendimiento y textura no sean los adecuados, solo por el mero hecho de cuidarse.

Las dos fibras prebióticas creadas por BENEO derivan de la raíz de achicoria; inulina y oligofructosa, y están elaboradas a base de plantas, por lo que son 100% naturales y por tanto, están recomendadas para todo tipo de públicos. Se están usando mucho en la industria alimentaria, porque ayudan a construir de forma natural una microbiota saludable, aliviando situaciones como el estreñimiento, aunque no son sus únicos beneficios:

En primer lugar, favorecen la absorción de calcio, cinc, hierro y magnesio, así como la síntesis de ciertas vitaminas y nutrientes. Mejoran, de igual forma, el sistema inmune, disminuyendo los casos de alergia y las infecciones respiratorias e intestinales y protegen frente a las enfermedades, ya que cuando se mantiene una microbiota sana, el organismo en general está bien.

También actúan de forma beneficiosa contra el consumo abusivo de ciertos medicamentos, que alteran el equilibrio de este sistema gastrointestinal, consiguiendo al final que las bacterias que dan lugar a una microbiota equilibrada vivan en un ambiente que favorezca su proliferación.

Estudios recientes, como los publicados por la revista Science, aseguran que esta diversidad bacteriana en el intestino también tiene sus efectos positivos sobre las funciones mentales. De hecho, se han llegado a trasplantar bacterias, de forma experimental, en humanos, para tratar patologías psiquiátricas, como el autismo, la ansiedad o la depresión; o neurológicas, según explica el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ya que se ha observado que personas con alteraciones mentales, tenían trastornos del sistema digestivo, como síndrome de intestino irritable.

En conclusión, diversos estudios demuestran cómo afecta la salud digestiva a la salud física y mental y por ello ha aumentado la importancia del consumo de fibras prebióticas para mantener una microbiota sana y estable.

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