_{Ion Arocena, Director General de AseBio}

Desde el inicio de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19, la comunidad biotecnológica está aumentando sus esfuerzos para estudiar el virus y desarrollar diagnósticos, tratamientos y vacunas que ayuden a proteger a las personas frente al virus SARS-CoV-2.

En la Asociación Española de Bioempresas (AseBio) estamos convencidos que invertir en investigación e innovación es invertir en futuro y bienestar. Especialmente en momentos como estos es cuando se pone de relieve el papel de la ciencia y la innovación en la búsqueda de las soluciones a los retos que nuestra sociedad afronta. Tanto desde la perspectiva sanitaria como desde la económica, donde las inversiones en I+D contribuyen a sostener nuestro modelo de bienestar social.

El sector biotecnológico se caracteriza por su intensidad en I+D, contribuyendo a la generación de conocimiento y su transformación en innovaciones que impactan en la salud de las personas, en una agricultura sostenible y una alimentación saludable, así como en la mejora de nuestro medioambiente. Prueba de ello, el sector biotecnológico lidera la inversión en I+D con relación a su producción respecto al resto de sectores industriales, en un empate técnico con el sector farmacéutico.
                                                 
Por lo que se refiere al sector agroalimentario, la emergencia sanitaria provocada por el SARS-CoV-2 ha convertido a agricultores y a la industria de la alimentación en los otros protagonistas de esta crisis al permitir que los ciudadanos tengan todo tipo de alimentos en sus hogares en estas circunstancias tan excepcionales.

A pesar de que la demanda de productos agroalimentarios se ha incrementado, de media entre un 20 y un 30%, el sector ha sido capaz de responder de manera eficiente y responsable. Esta capacidad de respuesta ha sido posible gracias a décadas de inversión en ciencia e innovación, y de la aplicación del conocimiento y la tecnología a la producción alimentaria. De hecho, la incorporación de herramientas y técnicas biotecnológicas han sido fundamentales para ello, ya que han incrementado el rendimiento de la tierra y de los cultivos, han mejorado la seguridad alimentaria y las propiedades nutricionales de los alimentos.

No nos cabe duda de que gran parte de los retos que afrontamos como sociedad encontrarán en la biotecnología las soluciones que necesitan. Y para ello, desde AseBio continuaremos trabajando por poner a la biotecnología en el lugar que se merece, favoreciendo las condiciones de entorno que necesitamos para desarrollarnos y generar impacto.

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