La importancia de la gestión de plagas para evitar riesgos de brotes alimentarios

ANECPLA

23 de octubre, 2019


La Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) ha celebrado recientemente un desayuno de trabajo con representantes de empresas, asociaciones de la industria alimentaria y la Administración Pública, con el objetivo de analizar los recientes brotes de Listeria surgidos en España, así como los posibles sistemas encaminados a prevenirlos.

Todos ellos coincidieron en destacar la importancia de integrar la gestión de plagas dentro de los sistemas de Control de Calidad de las empresas de la industria alimentaria, a fin de que puedan participar de forma activa y con pleno conocimiento en el plan de prevención, los procesos de control, sistemas de vigilancia, etc.

“En muchos casos el problema es que se nos sigue viendo como la empresa de tratamientos: cuando la plaga es evidente y surge la necesidad apremiante de aplicar el tratamiento que sea oportuno”, ha explicado la directora general de ANECPLA, Milagros Fernández de Lezeta. “Sin embargo, desde distintos organismos tanto a nivel nacional como europeo lo que se nos está pidiendo va por otra deriva completamente distinta, y es que seamos empresas de prevención. Todo ello por no hablar de las crecientes restricciones que existen a la hora de la aplicación de productos biocidas”.

"Es de suma importancia que trabajemos en aumentar la percepción del riesgo por parte de los empresarios, especialmente de los pequeños”, ha añadido Sergio Monge, presidente de ANECPLA.

En ello ha coincidido Bernardo Ferrer, de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, quien ha reconocido que “hoy por hoy, en la industria alimentaria española esta percepción del riesgo es muy baja. Por ello, es importante ponérselo fácil al empresario con exigencias como, por ejemplo, el imprescindible control de proveedores”.

Precisamente el control de proveedores es un punto especialmente sensible para la Asociación de Fabricantes de Harinas y Sémolas de España (AFHSE) quien, a través de su subdirectora Ana García Bravo, ha señalado dos vías de entrada de potenciales plagas en su ámbito de actuación. Por un lado, los productos provenientes del campo que recepcionan cada día y, por otro, las condiciones y ubicación de los almacenes donde se guarda el cereal cosechado hasta el momento de su empleo (ya sea del agricultor, el almacenista, la cooperativa o la propia empresa).  

En este sentido, hay que destacar la necesaria colaboración de los titulares de las instalaciones de la industria alimentaria, sobre todo en lo que respecta al mantenimiento de las condiciones higiénicas, la salubridad y las reparaciones de estructuras que impidan la entrada y distribución de especies plagas.

Por otro lado, denuncia García Bravo, de la AFHSE, que “un porcentaje muy amplio de las plagas que padece nuestro sector proviene directamente del origen, del campo. La producción agrícola se ha visto sometida en los últimos tiempos a un doble reto: por un lado, un aumento de la presión de plagas y enfermedades de los cultivos en campo favorecidas por el cambio climático, y de otro lado, una disminución en la disponibilidad de productos fitosanitarios para su prevención y control. La mayor parte de las veces la plaga entra en los almacenes a través del propio grano, incluso en forma de huevo, si a esto añadimos las nuevas restricciones de uso de productos fitosanitarios y biocidas, en ocasiones es casi imposible de controlar”.

En el caso de la empresa Jesús Navarro este hándicap se salva, según han explicado Monserrat Botella y Lorena Mira, mediante periódicas visitas en terreno de los proveedores directos. “Nosotros, por ejemplo, trabajamos con proveedores de terceros países como la India a quienes, además de exigirles una certificación de seguridad alimentaria, los equipos de Compras y Calidad de la empresa visitamos periódicamente para impartirles formación acerca de la imprescindible calidad del producto”.

 

El tamaño sí importa

El tamaño de la empresa del sector de la alimentación sí es relevante en relación con varios aspectos. Antonio Tasa, jefe de Explotación de Mercalicante, ha señalado “que en instalaciones compartidas con distintos operadores hemos sido capaces de firmar un convenio con las empresas de tamaño pequeño y medio para que una empresa profesional se ocupe de la gestión de plagas de todo el espacio”.

Mª de la O Álvarez, de la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, ha diferenciado tres tipos de empresas: “Por un lado, el pequeño comercio minorista que se acoge a las guías sectoriales y realiza un control periódico porque se siente obligado. Luego están las empresas que trabajan con cadenas de alimentación, las cuales poseen un sistema de autocontrol centralizado. Y, por último, tenemos a las empresas grandes, industria alimentaria, que suelen tener un plan de control de plagas que no siempre está imbricado con los departamentos de calidad de la propia compañía, sino que en la mayoría de las ocasiones es externo y no se encuentra demasiado coordinado. En mi opinión, lo ideal es que la gestión de plagas forme parte de los sistemas de prevención de la compañía desde dentro”.

La ubicación también influye. Laura San Martín, responsable del Departamento de Calidad de Explotaciones Avícolas Redondo, ha destacado que "si eres una empresa grande ubicada en Madrid se sufre una presión de inspección permanente que en muchos casos acaba con un levantamiento de actas de inspección motivados por una simple cuestión de mantenimiento y uso de las instalaciones y no tanto por descuidos o incumplimientos”. Asimismo, “los comerciantes al por menor a los que vendemos nuestro producto también nos miran con lupa y ante quienes un fallo en la cadena de producción relacionada con un tema de plagas puede llegar a penalizarnos muy gravemente”, afirma.

Clara Vidal, de la auditora Bureau Veritas, por su parte, ha evidenciado la necesidad de que “cualquier empresa relacionada con la industria alimentaria ha de apostar de forma decidida por el control de plagas. Y uno de los requisitos que pueden ayudar a estas empresas a seleccionar entre las compañías que ofrecen estos servicios es, entre otros, la certificación CEPA, un aval europeo al que cada vez se someten más empresas en nuestro país, lo que revierte en la creciente profesionalización del sector”

Por último, Soledad del Dedo, responsable del departamento de Calidad de Bellsolà en Madrid (Grupo Monbake), ha explicado lo que más valoran de una empresa de gestión de plagas: "La parte técnica, el diagnóstico que realizan cuando perciben una posible desviación, que el informe de tendencias sea comprensible y nos ofrezca la suficiente información para poder valorar la implementación de acciones. Otro punto al que damos mucha importancia es la rapidez en dan la voz de alarma cuando detectan un problema, ya que un retraso en esta alerta puede generar a la empresa un problema grave”.

 

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