Son ya varios los expertos que han analizado para Revista Alimentaria el acuerdo de libre comercio y cooperación entre la UE y Reino Unido firmado en diciembre. Tras contar con la visión de representantes de otros grupos europarlamentarios, contamos con el análisis de Juan Ignacio Zoido, eurodiputado del Grupo Popular Europeo. El impacto en el sector pesquero y en el resto de subsectores, o los siguientes pasos que quedan por dar son algunos de los temas que se abordan en la entrevista.


¡No te pierdas la entrevista completa en video!





Revista Alimentaria.- ¿Cuáles son los principales cambios que introduce el acuerdo firmado el pasado 24 de diciembre entre la UE y Reino Unido?

Juan Ignacio Zoido.- La clave del acuerdo es que fuimos capaces de evitar ese escenario de incertidumbre que se cernía sobre el sector agroalimentario si no se alcanzaba ningún acuerdo entre las partes. Ni los exportadores europeos ni los productores británicos ni los consumidores de un lado y otro del Canal estaban dispuestos a aceptar un incremento artificial de los costes ni de los precios por motivos políticos.

Ahora bien, el acuerdo no quiere decir que la relación comercial entre europeos y británicos sea la misma que había: puede que no haya barreras arancelarias, pero sí hay barreras burocráticas: más controles, más formularios para rellenar y más limitaciones a las exportaciones. En mi opinión, toda inseguridad jurídica y administrativa conlleva una serie de costes económicos adicionales que no deberían asumir las empresas europeas, porque ya se están planteando contratar a personas en Reino Unido para encargarse de todos los trámites.

R. A.- ¿Cuál es la importancia del mercado de Reino Unido para España?

J. I. Z.- Es uno de los mercados clave, para el sector agroalimentario europeo pero especialmente para España. Los británicos dependen de Europa para la mayor parte de los productos que consumen. Para frutas y hortalizas, representa en torno al 28% de nuestras exportaciones agroalimentarias. Los productos más importantes son frutos rojos, kiwis y caquis. Siguen, en valor, el vino y el mosto, que representan el 11%, y el aceite de oliva, con el 5%.

R. A.- Desde el Parlamento Europeo, ¿cómo se ha vivido la firma del acuerdo?

J. I. Z.- Lo vivimos con tranquilidad, porque estábamos preparados para lo peor. Aun así, no debemos minusvalorar el impacto del Brexit: como he comentado en los últimos años, se trata del gran fracaso colectivo del proyecto europeo, el primer paso atrás después de décadas sucesivas de fortalecimiento del modelo de la UE.

En mi opinión, debemos utilizarlo como un recordatorio para todos los europeos de los peligros hacia los cuales nos pueden conducir los populismos, los nacionalismos y las fake news. Los grandes perjudicados son los millones de británicos arrepentidos de su salida de la UE y los millones de jóvenes británicos que se van a ver privados de muchas oportunidades de las que disfrutan los jóvenes europeos. Debemos seguir trabajando y defendiendo los valores europeos.

R. A.- Respecto al sector pesquero, ¿cuáles son los principales puntos que quedan por resolver?

J. I. Z.- En Escocia, que es la gran región pesquera del Reino Unido, se han tenido que destruir camiones de productos pesqueros y se dice que la industria está perdiendo un millón de libras diarias, una cifra muy importante.

En el caso de España, el impacto negativo a corto plazo se calcula en casi 55 millones de euros y 4.318 toneladas de las principales especies: merluza, gallo, rape y bacalao.

En definitiva, considero que la deficiente labor de negociación del gobierno de Sánchez e Iglesias ha dejado vendido al sector pesquero en un momento crítico. En cambio, según opiniones del propio sector, el tratamiento que le ha dado al sector pesquero el gobierno de Núñez Feijoo ha sido muy distinto y sí ha estado a la altura de las circunstancias.

R. A.- ¿Qué otros subsectores se han visto más afectados?

J. I. Z.- Las trabas burocráticas van a tener impacto en todos los subsectores. Si nos centramos en Andalucía, Reino Unido es el segundo cliente de la provincia de Huelva en importaciones de frutas como fresas o arándanos. En Murcia y Levante, se verán muy afectados los productos de la huerta. En el caso de los productos con DOP e IGP, los británicos son buenos conocedores y consumidores de productos como el vino de Rioja, el queso manchego o el jamón ibérico.

R. A.- ¿Cuáles son las perspectivas para las próximas fechas de cambios, 1 de abril y 1 de julio??

J. I. Z.- Nos encaminamos a una transición gradual con algunas fechas que irán marcando la separación. A partir de abril, los productos de origen animal y vegetal van a requerir una notificación previa y la documentación sanitaria pertinente. Y, a partir de julio, las empresas deberán hacer declaraciones en el punto de importación, entre otras medidas.

Es importante que bajemos al terreno para ver qué necesitamos realmente para ser eficaces y que esos controles se puedan acelerar todo lo posible para que se pierda el mínimo tiempo posible, en beneficio de los productos frescos y de los consumidores.

R. A.- Desde su punto de vista, ¿cuáles son los principales aspectos que quedan pendientes de negociación?

J. I. Z.- Queda pendiente la eliminación de las trabas burocráticas y conseguir que haya una normativa común, sin divergencias. Hasta ahora, europeos y británicos hemos disfrutado de un mismo nivel de seguridad en los alimentos, y hay que garantizar que se mantenga ese level playing field, que podamos competir en un plano de igualdad. Un riesgo es que Reino Unido pueda implantar un impuesto sobre el alcohol sin diferenciar al vino, por ejemplo, lo cual perjudicaría a nuestras exportaciones.