_{José Manuel de Las Heras, coordinador estatal de Unión de Uniones}

Muchas veces los productores decimos que somos los que pagamos el pato en determinados temas políticos y, aunque pudiera parecer exagerado, razón no nos falta. Un ejemplo, los aranceles en Estados Unidos, otro ejemplo, el veto ruso y el más actual, el Brexit, que ya ha sido ratificado. Hemos analizado el flujo de exportaciones agroalimentarias a Reino Unido en lo que va de año y se puede ver cómo se han dado caídas en la exportación de determinados productos con respecto los mismos meses del año 2020.

Concretamente, desde enero y de acuerdo a los datos publicados por DataComex, se ha dado una bajada de un 4,9%, sobre todo en productos como la carne de porcino (-61%) o el aceite de oliva (-35%) que tampoco están pasando su mejor época en nuestro país. Todo esto que, de alguna manera, podía ser previsible porque estaba claro que el Brexit no iba a dejar indiferente a un sector como el de la alimentación, se puede ver agravado con los controles sanitarios y fitosanitarios que quieren hacer en frontera.

No es que los productores y los operadores españoles no queramos cumplir con las normativas, pero suponen un esfuerzo burocrático más que puede ralentizar el ritmo de la exportación y disminuir nuestra competitividad como proveedores de Reino Unido frente a terceros. Es muy posible que suceda y lo podremos comprobar en los próximos meses. De momento, sí que hay estudios, como el publicado por expertos europeos de alto nivel en septiembre pasado, que concluyen que los productos que se van a ver más perjudicados en este sentido serán la carne, la leche o las hortalizas.

Hay que recordar que Reino Unido, tradicionalmente, ha sido uno de los principales socios comerciales de España a nivel agroalimentario y supone –o suponía, más bien– el 8% de total de las exportaciones españolas. Podemos decir que el panorama del comercio internacional está patas arriba. El Brexit sólo es un tema más que se suma a la colección de acuerdos comerciales que, seamos francos, muy bien negociados no están, y que están impactando de lleno sobre las producciones españolas. Creemos que toca el turno de hacer una labor de promoción de nuestros productos por parte del Estado para que los alimentos españoles en Reino Unido se sigan demandando y sigan teniendo la misma aceptación que han tenido hasta ahora.

Además, la aprobación por parte de la UE del Acuerdo Comercial con Londres podría dotar a la Unión de herramientas para defender sus intereses ante posibles incumplimientos de Reino Unido en las condiciones pactadas para el Brexit. Esperamos que, ya que existen estos instrumentos, la Unión Europea haga uso de ellos llegado el momento, si se obstaculizan o distorsionan las relaciones comerciales desde el lado británico.

Ahora que la UE ha presentado su nueva estrategia comercial para los próximos años, creemos necesario que se defienda su modelo productivo aplicando de manera tajante el principio de reciprocidad en materia fitosanitaria y de condiciones laborales en la firma de acuerdos con terceros países, revisando pormenorizadamente estos capítulos y no firmando aquellos tratados que incumplan estas condiciones y supongan una competencia desleal para los productores europeos.

Creo que esta propuesta es de cajón y, sin embargo, no parece ser tan popular en la Unión Europea que, a veces, pareciera defender más las producciones de países terceros que las propias. Y eso por no hablar del Gobierno de España que, en reiteradas ocasiones, ha dejado entrever su escaso compromiso con el sector productor. Confiemos en que la sangre no llegue al río y que, en cuanto a Reino Unido se refiere, superando los escollos burocráticos pueda haber una cierta normalización en las exportaciones.
 

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