Hasta un 3% de los alimentos frescos se desperdician

Checkpoint Systems

17 de marzo, 2018


Según el Estudio sobre el desperdicio alimentario de productos frescos en el sector Distribución elaborado por la consultora Nielsen para la empresa especializada en soluciones de disponibilidad de la mercancía para la industria minorista Checkpoint Systems, en España se desperdicia hasta un 3% de alimentos frescos en el sector Distribución.

En otras palabras, unos 128 millones de kilos de estos productos no llegan a ser puestos en venta, lo que suma más de 484 millones de euros. La sección de pescadería es la más afectada en este sentido al registrar un desperdicio medio del 5,5% de sus ventas, seguida de las frutas y verduras con el 3,2% y la carne con un 2,7%.

El desperdicio alimentario hace referencia a aquellos productos frescos no aptos para la venta en los establecimientos de alimentación en régimen de libre servicio. El estudio los diferencia en tres categorías: mermas, productos aptos para el consumo pero no para la venta; productos próximos a caducar o superar la fecha de referencia, los cuales no deben estar en tienda y suelen ser donados o entregados a un gestor de residuos; y productos caducados o que han superado la fecha de preferencia, cuya incidencia es residual y deben ser retirados del mercado, reciclados y/o eliminados.

Según la consultora, la mayoría de las cadenas de distribución que participan en el estudio consideran que se ha mejorado en la disminución del desperdicio de productos frescos. De hecho, el 44% de los encuestados, la mayoría responsables de gestión o directores generales de grandes cadenas de distribución, afirman que el desperdicio alimentario es menor en relación con lo que era hace tres años; un 34% cree que el desperdicio en frescos es prácticamente el mismo, mientras que un 11% considera que la reducción es muy significativa y otro 11% que se desperdicia más ahora. A su vez, el 62% de los encuestados asegura que ahora se recupera o reutiliza más este desperdicio, por un 38% que considera que se reutiliza prácticamente lo mismo.

Otra de las conclusiones del estudio es que las cadenas de distribución tienen un “nivel relevante de compromiso social” hacia la reducción del residuo y su reutilización. Sin embargo, actualmente todavía un 49% de los productos frescos no aptos para la venta pero sí para el consumo va directamente a la basura y solo el 27% se recicla o reutiliza, mientras que el 24% es donado.

En este sentido, la carne y el pescado, por sus condiciones de conservación, son menos reutilizados que las frutas y verduras. Un 88% de los productos cárnicos no aptos para la venta pero sí para el consumo se desechan por seguridad alimentaria; lo mismo ocurre con el 75% de los pescados y el 50% en el caso de las frutas y verduras. También, los productos hortofrutícolas presentan una mejor reutilización en forma de donaciones: un 50% se destina a estas causas por el 38% en el caso de la carne y el 25% en el de los pescados.

La donación de los alimentos que han sufrido alguna merma supone una de las alternativas de gestión de los residuos más beneficiosas para las cadenas: permite prescindir de la logística inversa, difícil de aplicar en estos productos, y optimiza costes, y además beneficia la imagen de la cadena y la motivación del personal por el sentimiento de pertenencia a una organización con fines solidarios, al tiempo que reduce emisiones al tratarse de un producto que no volverá a ser procesado. De ahí que el 50% de estas compañías participe en acciones de reducción y reutilización de productos alimentarios de carácter nacional o internacional.

En cuanto al origen del desperdicio, los encuestados manifiestan que el lugar donde se producen las mermas con mayor frecuencia es la sala de ventas. Aquí, un 33% considera que el desperdicio se corresponde a la manipulación del personal en la venta asistida, un 22% que es causado por el consumidor durante su compra en autoservicio y otro 22% que se da durante la colocación del producto en el punto de venta.

Otra de las claves para la mayor o menor generación de desperdicio alimentario tiene que ver con la estacionalidad. Durante las estaciones de calor es cuando se registran los mayores porcentajes de residuos. El 66% asegura que es mayor en primavera y verano. Entre las principales razones se encuentra la temperatura, que afecta a la conservación de los productos (38%), una afluencia de clientes más variable que dificulta ajustar la oferta (25%) y la vida más corta de los productos de temporada en condiciones óptimas (25%), entre otros motivos.

En cuanto a las posibles soluciones para este problema, el estudio confirma que el 38% de estas cadenas ya disponen de soluciones tecnológicas contra el desperdicio de productos frescos en sus tiendas.

David Pérez del Pino, Director General de Checkpoint Systems en España y Portugal, destaca que "soluciones como la tecnología RFID junto con un programa de etiquetado en origen contribuyen a hacer más eficiente la gestión de los productos frescos gracias a la automatización de los procesos. Por ejemplo, permiten a los retailers evolucionar en trazabilidad y disponer de datos fiables y en tiempo real con una alta precisión, aplicables a cualquier tipo de comercio. En el caso de la Distribución ofrecen además mejoras sustanciales en aspectos capitales como la atención a los tiempos en la evolución de la merma, la rotación del stock o la implementación de descuentos para aquellos productos próximos a caducar”.

 

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