#EtiquetadoClaro: ¿Los productos light son saludables?

Revista Alimentaria

26 de septiembre, 2020


Cuando pensamos en cuidar nuestra dieta, normalmente tendemos a llenar nuestra cesta de la compra de productos con perfiles calóricos más bajos. Por ello, aquellos catalogados como "sin azúcares", "bajo en grasas" o, los más típicos, "productos light", nos conquistan ya que creemos que nos ayudan a cuidarnos. Sin embargo, esto no siempre es así, y algunos productos light pueden no ser todo lo saludables que pensamos. Las expertas en nutrición Belén Siscar Alós y Raquel Ramírez nos han aclarado algunas afirmaciones sobre estos alimentos.

En primer lugar, explican que para que un producto pueda llevar la etiqueta de “light” tiene que contener una reducción de calorías, grasas, azúcares… de un 30% como mínimo respecto a su versión “original” o de “referencia”. Esta indicación viene recogida en el Reglamento (CE) Nº 1924/2006.

Sin embargo, en ocasiones no se respeta el Reglamento, como nos transmite la doctora y experta en nutrición Belén Siscar Alós: "Hay que tener cuidado con aquellos productos “light” que tienen las mismas kilocalorías que su versión “original” pero que se venden en tamaño más pequeño para que por ración tengan menos kcal que el producto original y así poder incluir la palabra “light”, nos explica.
 

 

 ¿Son saludables todos los productos lights?

"En muchos productos light, para reducir la cantidad de calorías cambian grasas por azúcares (que portan menos calorías). Al bajar la cantidad de grasa también se reduce el sabor, por lo que añaden edulcorantes, sales, más aditivos. “Es decir, sustancias químicas, algunas de las cuales han demostrado ser obesogénicas. Si nuestro objetivo es perder grasa, nos van a producir un efecto totalmente contrario, ya que los productos obesogénicos producen una saturación hepática y nos impiden quemar grasas”, nos ha explicado la doctora Raquel Ramírez.

“Además, muchos productos light siguen siendo altamente calóricos y con un gran contenido en grasas y azúcares, como las salsas, mayonesas, mantequillas, galletas”, explica la doctora Belén Siscar.

A lo que también ha querido añadir un matiz: “No obstante, hay determinados productos light que sí son saludables y que en función de nuestro objetivo nos pueden ser útiles. Como por ejemplo el queso fresco batido (al que le han eliminado la grasa), cuando queremos conseguir un aporte elevado de proteína pero con pocas calorías”.


 

¿Qué debemos mirar en un producto light para que de verdad sea saludable?

Como en cualquier otro producto, lo más importante siempre es leer la etiqueta, y ver los ingredientes que lo componen y la presencia de químicos. Solo así podremos ver si realmente es saludable y nos interesa o no. “Puede ser bajo en calorías, pero si está lleno de azúcares no sería un alimento a incluir en una dieta sana; o si normalmente lo forman tres ingredientes, y para conseguir el mismo sabor reduciendo su aporte graso emplean 10 ingredientes, no sería un buen producto”.

“Así mismo, sería interesante fijarnos en la cantidad de calorías, grasas y azúcar que nos aporta por 100 gramos respecto a su versión original. En caso de no haber diferencia, comprar la versión light por creer que es más saludable es un error”.


En la primera foto vemos los ingredientes y valor nutricional de unas galletas no light. En la siguiente foto vemos la versión light de la misma marca de galletas. Observamos que apenas hay variación en sus valores.                                                       

 

¿Si un producto es light nos ayuda adelgazar?

El que un alimento sea light o no, no nos va a ayudar a adelgazar. Lo necesario para adelgazar es realizar un déficit calórico que conseguiremos con nuestra alimentación diaria y no con un producto en concreto. Además, para las personas que gozan de una buena salud no son necesarias este tipo de versiones. Sin embargo, pueden ser interesantes para personas con algún objetivo en concreto o patologías que requieran disminuir calorías, grasas o azúcares.

“También hay que tener en cuenta un efecto que se produce en muchas personas cuando compran este tipo de productos: al ser “light” pensamos que podemos comer más cantidad y al final acabamos aportando las mismas calorías que si hubiésemos consumido la versión no light”, finalizaba la doctora Siscar Alós.

 

 

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