Desde Bruselas: la subida de los precios en la miel no compensa la peor cosecha en décadas

Irene Quintela / Bruselas

10 de noviembre, 2020


2020 ha supuesto un nuevo récord negativo para los apicultores, con una caída del 40% en las cosechas de miel. La Unión Europea no es autosuficiente en este producto y apenas proporciona el 40% de toda la miel que se vende dentro de sus fronteras. Las condiciones climáticas están detrás de la crisis del sector al reducir los períodos de floración, lo que supone un nuevo golpe para un ámbito que ya sufre distorsiones de mercado profundas.

La situación de los apicultores europeos nunca había sufrido disparidades tan fuertes entre los Estados miembros como este año, motivadas por las lluvias e inundaciones que se han producido en Europa Central y Oriental, unidas a la importante sequía del mes de julio. Dado que los principales productores se encuentran en Europa del Este y del Sur, el Grupo de Trabajo de Miel de Copa-Cogeca espera una caída sin precedentes en la producción con la práctica ausencia de ciertas mieles de estas regiones, como es el caso de la miel de acacia.

Solo en Hungría, la cosecha de acacia fue de apenas el 10% de la cosecha en un año normal, y la cosecha de todas las flores fue del 30% en comparación con años anteriores. En Austria, los profesionales afirman que estas malas cosechas no se han registrado en décadas. También se registraron descensos muy consistentes en Portugal, que llegó a perder el 80% de su producción habitual, y en Italia, que produjo entre un 70 y un 80% menos de miel.

La escasa productividad en la que se encuentra Europa considerando su demanda interna debería permitir a los productores esperar un aumento de los precios. Sin embargo, este no es el caso, pues los precios de la miel en los principales países importadores siguen cayendo. Además, sin las herramientas adecuadas, el futuro de los apicultores está en peligro: la ausencia de un etiquetado de origen fuerte y la adulteración de la miel, que alcanzó niveles muy difíciles de detectar, representan dos grandes amenazas para las que los legisladores europeos deben tomar medidas serias.

Étienne Bruneau, Presidente del Grupo de Trabajo sobre la Miel de Copa-Cogeca, se muestra inquieto. “El año pasado ya dimos la voz de alarma al pedirle a la Comisión Europea que estableciera un plan de acción de emergencia”, ha dicho, añadiendo que la situación no solo no mejora, sino que “está empeorando”. “La gente debe entender que estamos hablando de la supervivencia de 10 millones de colmenas en la UE, que permiten a 650.000 apicultores ganarse la vida, a millones de agricultores polinizar sus cultivos, y a todos beneficiarse de los servicios ecosistémicos que brindan las abejas”.

Con respecto a las medidas previstas, Bruneau dijo: “La PAC lucha contra los efectos perjudiciales de la volatilidad en el mercado de productos animales como la leche o la carne. Existe una necesidad urgente de que tales medidas de promoción y gestión de riesgos para los productos europeos se implementen para el sector de la misma manera que la indicación de origen para los productos de miel y controles más estrictos de las importaciones de terceros países”.

 

La apicultura en la UE

La UE es el segundo mayor productor y el mayor importador de miel del mundo. La apicultura se practica en todos los países de la UE, siendo los principales productores Rumanía, España, Alemania, Hungría, Italia, Polonia, Francia y Grecia. La apicultura está profundamente arraigada en las zonas rurales y contribuye a su desarrollo, pero también está comenzando a tener impacto en las áreas más urbanas.

En la Unión Europea hay unos 650.000 apicultores que gestionan unos 18 millones de colmenas. Aproximadamente diez millones de colmenas son gestionadas por apicultores que obtienen una parte importante de sus ingresos de la apicultura. Desde una perspectiva económica ambiental y cultural, todas estas colonias son muy importantes para el tejido social de las regiones en cuestión.

La apicultura es una práctica respetuosa con el medioambiente que opera en perfecta armonía con los hábitats y ecosistemas naturales. La apicultura y el servicio de polinización que proporciona en sinergia con los polinizadores silvestres son esenciales para la agricultura y la horticultura europeas, pero también para la biodiversidad.

 

 

 

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