Desde Bruselas: La inmunocastración de cerdos, adecuada en la producción ecológica

Irene Quintela / Bruselas

19 de agosto, 2020


La Federación de Veterinarios de Europa cree que la inmunocastración de lechones se ajusta a las condiciones de la agricultura ecológica y a sus objetivos.

La inmunocastración es mejor para el bienestar animal que la castración quirúrgica, un método utilizado regularmente en la agricultura ecológica; por eso, la Federación de Veterinarios de Europa (FVE), que representa a unos 300.000 veterinarios de 40 países europeos, está a favor de utilizarla de forma sistemática en este tipo de producción.

La inmunocastración es similar a otros tratamientos ampliamente aceptados en la agricultura ecológica que actúa sobre el sistema inmunológico, como es el caso de las vacunas, pero, además, no es un tratamiento hormonal y no conlleva riesgo de residuos hormonales. Por todos estos motivos, FVE insta al Comité Permanente de Agricultura Ecológica de la Comisión Europea a que reconsidere su opinión y acepte que la inmunocastración cumple con los principios de la agricultura ecológica porcina.

Para evitar el fuerte olor que desprenden los sementales, así como los problemas de agresión entre los machos no castrados, muchos ganaderos porcinos castran quirúrgicamente a casi todos los cerdos macho, en la mayor parte de los casos, sin anestesia. Desde la FVE denuncian que se trata de un problema importante de bienestar animal y que la práctica no es coherente con una visión sostenible de la agricultura.

Varios países se han comprometido ya a eliminar la práctica de la castración quirúrgica de lechones, un acuerdo recogido en la Declaración sobre alternativas a la castración quirúrgica de cerdos, que establece objetivos para eliminar gradualmente la castración quirúrgica de cerdos en toda la UE y países de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA).

 

Inmunocastración, una vacuna que no deja restos hormonales

Las alternativas a la castración quirúrgica son la crianza de machos enteros o la inmunocastración, siendo esta última la opción más respetuosa con el bienestar porcino.

La inmunocastración es una vacuna que produce una supresión inmunológica temporal de la función testicular. Esto evita el almacenamiento de androsterona y escatol en el tejido graso de los machos, causante del fuerte olor sexual (olor a verraco). Por lo tanto, no es una hormona y no deja restos hormonales en el cuerpo del animal.

Erróneamente, algunos piensan que la inmunocastración es incompatible con la agricultura ecológica porque altera la producción de las hormonas reproductivas de un animal. Sin embargo, la extracción quirúrgica de las gónadas de un cerdo macho, permitida en la agricultura ecológica, afecta de manera similar a la producción de hormonas reproductivas del cerdo.

En conclusión, desde la Federación de Veterinarios de Europa consideran que la inyección de la vacuna es mucho menos invasiva que la castración quirúrgica y, por tanto, un método respetuoso con el bienestar animal para prevenir el olor a verraco. Así pues, defienden que se permita este método como alternativa a la castración tradicional dentro de la producción ecológica.

 

 

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