Desde Bruselas: el gran valor económico de las indicaciones geográficas

Irene Quintela / Bruselas

29 de abril, 2020


Los productos agroalimentarios y bebidas cuyas denominaciones están protegidas por la Unión Europea mediante “Indicaciones Geográficas” (IG) representan un volumen de ventas de 74.760 millones de euros, de los que una quinta parte procedería de exportaciones a terceros países. Así lo dice un estudio publicado hace unos días por la Comisión Europea, que señala también que el valor de venta de un producto con denominación protegida es, de media, el doble que el de productos similares sin certificación.

En este estudio se señala la importancia de los regímenes de calidad de la UE, que tienen por objetivo proteger las denominaciones de productos específicos para promover sus características únicas, ligadas a su origen geográfico y al saber hacer de la región. En este sentido, cabe subrayar el rol fundamental que siempre han jugado los métodos de producción tradicionales, y que ahora contribuyen al objetivo de la UE de convertirse en referencia mundial en cuanto a la sostenibilidad de la producción de alimentos.

Los alimentos europeos tienen fama de ser seguros, nutritivos y de gran calidad, y estas denominaciones forman parte del sistema de derechos de propiedad intelectual e industrial de la Unión Europea, que los protege legalmente contra la imitación y la usurpación. Los productos agroalimentarios y los vinos están cubiertos por denominaciones de origen protegidas (DOP) e indicaciones geográficas protegidas (IGP), mientras que las bebidas espirituosas están cubiertas por indicaciones geográficas (IG).

El estudio se ha basado en las 3.207 denominaciones de productos protegidas existentes en los 28 Estados miembros a finales de 2017 (actualmente asciende a 3.322) y concluye que hay un claro beneficio para los productores en cuanto a comercialización e incremento de las ventas gracias a la gran calidad de estos productos, su reputación y al hecho de que los consumidores estén dispuestos a pagar más por adquirir el producto auténtico.

Conclusiones del informe

El estudio apunta, en definitiva, varias conclusiones: en 2017, las indicaciones geográficas y las especialidades tradicionales garantizadas representaron conjuntamente un valor estimado de ventas de 77.150 millones de euros, lo que supone un 7% del valor total de las ventas del sector europeo de la alimentación y las bebidas, estimado en 1,101 billones de euros ese año. De esa cantidad, casi la mitad procedía de los vinos; el 35%, de los productos agrícolas y alimentarios, y el 13%, de las bebidas espirituosas. De las 3207 denominaciones de productos que se registraron en 2017, el 49% eran vinos; el 43%, productos agroalimentarios, y el 8%, bebidas espirituosas.

Por otra parte, como ya se ha dicho, el valor de las ventas de los productos examinados en el estudio era, como media, el doble del valor de las ventas de productos similares sin certificación.

Todos los países de la UE cuentan con productos cubiertos por denominaciones protegidas a nivel comunitario que son exponentes del patrimonio culinario tradicional de sus regiones y un motor económico para el sector agroalimentario nacional. Las indicaciones geográficas representan el 15,5% del total de las exportaciones agroalimentarias de la UE y los vinos siguen siendo el producto más importante, tanto en términos de ventas totales (51%), como de comercio exterior de la UE (50%). Estados Unidos, China y Singapur son los principales destinos de los productos con indicación geográfica de la UE y suponen la mitad del valor de las exportaciones de estos productos.

Contexto

La denominación de origen protegida (DOP), la indicación geográfica protegida (IGP) y las indicaciones geográficas (IG) de las bebidas espirituosas garantizan a los consumidores que los productos cubiertos por ellas se fabrican en la región de origen específica, utilizando el saber hacer y las técnicas acumuladas a lo largo del tiempo.

La principal diferencia entre las DOP y las IGP radica en el porcentaje de la materia prima que procede de la zona o en las fases del proceso de producción que deben realizarse en la región específica. Ejemplos de indicaciones geográficas famosas son Bayerisches Bier, Champagne, Irish Whiskey, aceitunas de Kalamata, Parmigiano Reggiano, Vodka polaco, Queso Manchego y Roquefort.

Por otra parte, se encuentran las especialidades tradicionales garantizadas (ETG), también protegidas por la UE, que ponen de relieve los aspectos relacionados con la tradición, como el método de producción o composición tradicionales, sin que estén vinculadas a una zona geográfica concreta. Es el caso de Bacalhau de Cura Tradicional Portuguesa, Amatriciana tradizionale, Hollandse maatjesharing y Kriek.

Las indicaciones geográficas desempeñan un papel cada vez más importante en las negociaciones comerciales entre la UE y otros países. La Comisión dedica también unos 50 millones de euros cada año a promover productos de calidad en la UE y en todo el mundo.

 

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