Claves para conservar mejor frutas y verduras durante el confinamiento

IRTA

22 de abril, 2020


Para lograr una dieta sana y equilibrada durante estos días, es necesario que esté compuesta principalmente por frutas y verduras. Sin embargo, no siempre sabemos cómo conservarla adecuadamente o qué podemos hacer para que duren más en nuestra nevera. Expertos del Instituto de Investigación y Tecnología Alimentarias (IRTA) nos hacen algunas recomendaciones sobre cómo conservar mejor la fruta y la verdura y lograr espaciar los tiempos de salida al supermercado durante el confinamiento.

En la línea de la campaña #AlimentsDeProp de Prodeca, la iniciativa Productores Catalanes, o el proyecto Pagesia a Casa de Unió de Pagesos, una recomendación general de los expertos del IRTA es consumir productos de proximidad no sólo para apoyar a nuestros productores, sino también porque la proximidad es una garantía de frescura.

Por otra parte, los expertos del IRTA recuerdan que, de acuerdo con la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), actualmente no hay evidencia científica que los alimentos sean una fuente o vía probable de transmisión del virus SARS-CoV-2.



¿Dónde las guardamos?
Las judías, las acelgas, la lechuga o el brócoli los guardaremos en los cajones inferiores de la nevera. Los cajones los protegen del frío directo y los mantienen a una temperatura de entre 8 y 10ºC. Las manzanas y las peras, los cítricos, las alcachofas, los ajos, los tomates, las cebollas y las patatas pueden conservarse fuera de la nevera, idealmente en un lugar fresco, seco y bien ventilado, y fuera de bolsas de plástico, para evitar el moho y que se deterioren rápidamente.

En el caso de las peras y los tomates, también pueden guardarse en la nevera si lo que queremos es alargar su vida útil, dado que son más perecederos que el resto de especies de las que hemos hablado.


Para poder disfrutar al máximo el sabor de los productos que hemos guardado en la nevera y que se consumirán en crudo, «se recomienda dejarlos un rato antes a temperatura ambiente, porque es cuando emitirán más compuestos orgánicos volátiles y, por tanto, sus aromas se expresarán mucho mejor», apunta Gemma Echeverria, investigadora del programa de Poscosecha experta en paneles de cata.
 
 

¿Es necesario lavarlas?
En general, las frutas, verduras u hortalizas que vayan a consumirse crudas, con o sin piel, es importante lavarlas bien en abundante agua y, además, sumergirlas 5 minutos en agua potable con lejía de uso alimentario (una cucharada por cada 3 litros de agua) y después aclararlas con abundante agua. Esta es una buena práctica desde el punto de vista de la salud (eliminamos tierra, microorganismos y/o restos de pesticidas), no para alargar su tiempo de conservación. Hay que tener en cuenta que, como ya se ha comentado, no hay ninguna evidencia científica de que los alimentos sean una fuente o una vía de transmisión del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.
 
 

Más tiempo de vida
«Dependerá de si se trata de frutas u hortalizas climatéricas, que son las que siguen madurando una vez se han cosechado, o bien frutas y verduras no climatéricas, que son aquellas en las que la maduración tiene lugar solo en el árbol/planta y ésta se interrumpe al ser cosechadas», explica Neus Teixidó, jefa del programa de Poscosecha. Los frutos climatéricos producen y liberan al ambiente etileno, un compuesto orgánico volátil que los ayuda a madurar, y que acelera la maduración de los frutos de su alrededor. Por ello, «para que se conserven más tiempo, lo mejor es no mezclar variedades o especies que produzcan etileno entre sí; de esta forma, se evitará que las que produzcan más etileno hagan madurar al resto», sugiere Teixidó. Así pues, se aconseja no mezclar frutas y hortalizas climatéricas con frutas y hortalizas no climatéricas porque, en algún caso, éstas últimas pueden ser sensibles al etileno exógeno y, como resultado, deteriorarse más rápidamente.

Las frutas y hortalizas climatéricas (y que, por tanto, emiten etileno) son: manzana, pera, aguacate, plátano, kiwi, tomate, arándano y mango.

Las frutas y hortalizas no climatéricas (y que, por tanto, no emiten etileno) son: moras, cerezas, cítricos, fresas, piña, pepino, berenjena y calabaza.
 
 

¿Cómo evitar el despilfarro de fruta y hortalizas?
Las frutas y hortalizas más maduras pueden aprovecharse para hacer macedonia, confituras, compotas e, incluso, puede congelarse si es que van a consumirse transformadas. «Al congelar la fruta, se rompen las membranas celulares y la textura cambia (deja de ser tan crocante y pierde firmeza), por lo que aconsejamos consumirla transformada, por ejemplo, en forma de salsas, batidos o helados», explica Teixidó. En el caso de las hortalizas frescas, si no van a ser consumidas próximamente, también pueden congelarse: de entre las de temporada, los guisantes y las habas pueden congelarse en crudo, mientras que las judías verdes y las espinacas se recomienda escaldarlas antes.
 

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