Cestas y carros de compra con materiales de pesca reciclados

Araven

4 de febrero, 2020


La firma aragonesa Araven ha fabricado cestas y carros de la compra de plástico marino reciclado, procedente de cuerdas y aparejos de pesca desechados. Estos equipos suponen un 27 % de la basura que contamina los mares y uno de los más peligrosos por la “pesca fantasma” que provocan al atrapar a peces y otras especies, por lo que con su reutilización se ayuda a mejorar el ecosistema marino y reducir los residuos.


El rasgo más característico de la gama Oceanis es que cada cesta o carro incorpora un 25 % de plástico reciclado a partir de redes y cuerdas de pesca, aprovechando que todos estos productos se elaboran en polipropileno. Araven compra en los puertos europeos, a empresas especializadas, granza de plástico, obtenida a partir de las redes estropeadas y convertida así en nueva materia prima, lista para ser reutilizada

Desde la ONU y la Unión Europea hasta las organizaciones ecologistas alertan de la necesidad de actuaciones decididas contra la emergencia climática y la polución del planeta. Araven tiene estos retos como objetivo en toda su actividad y lo muestra con iniciativas como Oceanis, que ofrece distintas ventajas para el medio ambiente, junto para los establecimientos comerciales y sus clientes.

 

Un mar de ventajas para el medio ambiente

Así, una cesta o carro Oceanis equivale a dar una segunda vida a 1,5 m de cuerda de 2 cm de grueso, que de acabar en el agua amenazaría a peces, tortugas y mamíferos marinos y alteraría sus hábitats durante los 600 años que le cuesta degradarse.

Además, la utilización de material reciclado supone un importante ahorro en la emisión de gases tóxicos a la atmósfera. Cada kilogramo de polipropileno virgen equivale a 2,5 kg de CO2, que en el caso del reciclado se reduce a 0,3 kg: un 80 % menos. El porcentaje de material reciclado en los productos Oceanis supone por tanto una educción de 20 % en las emisiones.

A los beneficios directos para proteger el medio ambiente de todos los productos Oceanis se suma además que Araven dona parte de los beneficios de cada venta a la ONG Plastic Change, una organización de referencia en Europa dentro en el esfuerzo por reducir y gestionar adecuadamente los residuos plásticos, como uno de las principales causas de contaminación de la Tierra. El trabajo de Plastic Change incluye programas educativos; actividades de recogida de residuos, como el World Cleanup Day (que se celebra en todo el mundo el tercer sábado de septiembre); y la promoción de políticas medioambientales a nivel europeo.

La defensa para el medio ambiente que supone esta iniciativa se completa con toda la actuación de Araven en aspectos como la eficiencia energética o la logística y repercute también en los establecimientos que incorporan estas cestas y carros.

Este nuevo modelo ayuda a los comercios a cumplir con su Responsabilidad Social Corporativa y específicamente con la meta de “Prevenir y reducir la contaminación marina de todo tipo” dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, marcados por la ONU. Igualmente, permite generar conciencia entre los clientes, a la vez que mejora la imagen empresarial y genera fidelización.

 

La amenaza de los plásticos y de la "pesca fantasma"

La conservación de los océanos es imprescindible para la vida humana porque el plancton produce la mitad del oxígeno atmosférico y allí se absorbe también el 25 % del CO2 que se emite, además de la singularidad de sus especies y hábitats y la importancia económica de la pesca y sus recursos naturales. Pero todo el conjunto está en serio riesgo por la contaminación causada por el hombre y, en particular, por el plástico que termina en el fondo marino.

Según cálculos de la Comisión Europea, cada año llegan al océano 8 millones de toneladas de plásticos, lo que supone el equivalente a un camión de basura cada minuto, y los daños que causan se estiman en 7.100 millones de euros. En 2050, de no cambiar radicalmente la tendencia, en 2050 los mares tendrán, por peso, más plástico que peces.

Los plásticos impiden la fotosíntesis, envenenan a la fauna y alteran los fondos marinos durante largos periodos de tiempo, ya que una simple bolsa de plástico tarda en descomponerse hasta 20 años y una botella unos 500. La reducción de estos desechos es imprescindible y la Unión Europea se ha fijado objetivos como que en 2020 disminuyan en un 30 % los residuos más comunes que llegan a las playas (botellas, colillas, envoltorios…).

Estos plásticos de un solo uso suponen el 49 % de toda la basura marina y la más citada. Menos conocido es que el segundo tipo de contaminantes, el 27 % del total, y los que recupera Araven, son los provenientes de equipos de pesca, que además causan importantes problemas específicos a la fauna marina.

La falta de controles e incentivos hace que los pesqueros no se preocupen por recuperar las redes que se enganchan o pierden, ya que se ve como un coste en tiempo de trabajo y combustible. Los fragmentos de malla quedan así a la deriva, y pueden unirse entre sí, provocando una “pesca fantasma” en la que especies de todo tipo quedan atrapadas y mueren de hambre o devoradas por depredadores y carroñeros, que también pueden quedar enredados en un ciclo continuo.

Igualmente, su arrastre por los fondos daña áreas de alimentación y cría y también provocan problemas de seguridad marítima al enredarse en hélices y motores. Si bien el daño que un equipo fantasma depende de muchos factores, se han hallado casos como 300 tortugas marinas muertas en un único incidente, y según un estudio de 2016 afectan al 45 % de las especies amenazadas.

Las redes fantasma son además un problema a largo plazo porque su material tarda 600 años en degradarse. A esto se suma la enorme cantidad: 640.000 toneladas de material en el mar cada año, que equivalen a 50.000 autobuses. Según datos de Greenpeace, en algunas áreas oceánicas, los sedales suponen hasta el 85% del total de basura acumulada.

Ante todo este problema la ONU negocia actualmente un tratado de protección de los océanos y desde distintos colectivos se ha promovido la Global Ghost Gear Initiative, que reclama actuaciones contra estas redes, como las que ya está impulsando Araven.
 

 

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