Bancos de semillas: conservando el "oro vegetal"

Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT)

24 de agosto, 2019


 

Millenium Seed Bank y Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).

Autores: Pablo Gómez, Elinor Breman, María José Vicente, Arantxa Aznar y Encarna Conesa.

 

Conservar especies de plantas a largo plazo es posible gracias a la labor de los bancos de semillas. En sus instalaciones las semillas son desecadas en habitaciones con baja humedad relativa (15%) para más tarde ser conservadas a baja temperatura (-20°C en conservación tradicional hasta -180°C en criopreservación). Este proceso permite a las estructuras internas de las semillas entrar en una fase con propiedades similares al cristal, donde las reacciones metabólicas se reducen exponencialmente. De esta manera la viabilidad de las semillas puede aumentar hasta cientos de años. Se estima que hasta un 92% de las plantas del mundo producen semillas capaces de tolerar el desecado (ortodoxas), lo que implica que la mayoría de las especies pueden ser conservadas a largo plazo de esta manera.

El Royal Botanic Gardens, Kew, centro puntero en investigación botánica, lidera un ambicioso proyecto de conservación de plantas. Desde 1996, en Sussex (Reino Unido) se encuentra el Banco de Semillas del Milenio (MSB, Millennium Seed Bank). En sus acorazados muros se encuentra el punto con más biodiversidad del planeta, ya que en sus cámaras frigoríficas cuenta con una colección de cerca de 40.000 especies de plantas silvestres repartidas en más de 2.2 billones de semillas. Para ello este banco de semillas colabora con instituciones de más de 75 países alrededor del mundo.

Además de almacenar semillas, los científicos del MSB llevan a cabo múltiples investigaciones en el ámbito agrícola. En la actualidad el 80% de la ingesta calórica mundial proviene de tan solo 12 especies. El incremento constante de la población mundial, el aumento de plagas debido a monocultivos acuciado por el cambio climático amenaza la seguridad alimentaria mundial, y es por lo tanto necesario buscar alternativas. No hay que ir muy lejos para descubrir que hay un abanico de nuevos genes disponibles en las variedades silvestres a partir de las cuales se han desarrollado los cultivos que conocemos hoy en día. El MSB en colaboración con CropTrust a través del proyecto “Adaptando la agricultura al cambio climático” (https://www.kew.org/science/projects/adapting-agriculture-to-climate-change) busca conservar y estudiar las características de las plantas silvestres relacionadas con las variedades de hoy en día para encontrar usos potenciales como resistencias a sequía, salinidad o plagas. O quizás sea el momento de fijarse en el potencial de las especies silvestres comestibles, es decir, aquellas especies que, aunque son comestibles, no han pasado por ningún proceso de domesticación.

Actualmente se considera que alrededor de 5.000 especies silvestres son comestibles. Muchas de ellas son...

 

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