^{Aurelio del Pino, Presidente de ACES (Asociación de Cadenas Españolas de Supermercados)}

Con una crisis sanitaria descomunal que ha exigido un esfuerzo titánico a los profesionales de la salud y en un escenario marcado por la incertidumbre y la preocupación y unas restricciones a la actividad inimaginables hasta entonces, España ha demostrado tener un sector empresarial dinámico, y un sistema eficiente y competitivo que ha sido capaz de mantener unos niveles de funcionamiento óptimos en los suministros de agua, energía, comunicaciones, actividades de transporte, servicios financieros, seguridad, etc. Y sobre todo una cadena de producción y suministro de productos de alimentación y de gran consumo que ha sido capaz de responder ágilmente y adaptarse a todos los múltiples cambios normativos y a las necesidades cambiantes de los consumidores.

Nuestra agilidad y capacidad de respuesta y adaptación, que también han puesto en evidencia otros sectores de actividad, como el industrial, la educación, o los servicios empresariales, con una reingeniería de procesos y la utilización o potenciación de nuevas herramientas, como el teletrabajo, es la que tendrá que potenciarse para salir de la crisis, especialmente en los sectores de actividad que se han visto más afectados.

Los supermercados eran un elemento más de la vida cotidiana y estos días han sido protagonistas. La confianza hacia el sector es más fuerte y hemos podido demostrar cuál es el valor que aportamos todos, desde el productor, pasando por la logística, y sobre todo la red y el personal de las tiendas. Esperamos que la cadena alimentaria salga reforzada de esta crisis y que la opinión pública y administraciones nos vean como su aliado, una palanca de crecimiento estable y seguro dentro de una situación económica que se antoja muy complicada.

La recuperación económica sólo será posible si viene del impulso empresarial.

Sólo nuestro tejido productivo es capaz de generar el valor añadido y el empleo para salir de una crisis que, según las predicciones económicas de los principales institutos y centros de estudios, va a ser muy profunda. Si queremos que la recuperación sea rápida y sólida las administraciones tendrán que actuar con responsabilidad, disciplina, generosidad y seguridad jurídica. Se ha puesto de manifiesto durante la crisis la necesidad de reforzar las instituciones y mejorar su coordinación y los mecanismos de cooperación. Pero sin duda, serán necesarias profundas reformas estructurales en el mercado laboral y en las políticas sectoriales que faciliten la actividad productiva, eliminen barreras y obstáculos y faciliten la actividad económica y la generación de empleo.

Aún no sabemos cómo acabará esta situación, pero sí que dejará grandes heridas en las familias, en la sociedad y en nuestra economía. Mientras esperamos el final, debemos trabajar ya en cómo vamos a recuperarnos de este golpe, y el papel que están llamados a jugar los responsables públicos es clave. Por nuestra parte seguimos buscando soluciones sorteando y gestionando los problemas que nos salen al paso, aprendiendo, y esperando que si esta situación se alarga o llegara esa maldita segunda ola, todo lo que se ha hecho nos haya servido a todos como aprendizaje para poder prever y tener soluciones para aspectos que estas semanas podrían haberse hecho mucho mejor.

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