Una sola abeja meífera visita alrededor de 7.000 flores en un día, y en concreto, son necesarias cuatro millones de visitas a flores para producir un kilogramo de miel. Por lo tanto, las abejas aportan una contribución de valor inestimable a la agricultura y son indicador de la salud del medio ambiente, trabajando sin descanso a la vez que promueven la diversidad biológica. Pero las cooperativas agrícolas siente preocupación por la grave situación que está atravesando el sector en estos momentos, así se lo han trasladado al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente.

Los datos oficiales de Comercio Exterior detallan que las importaciones de miel en el año 2015 crecieron un 25% con respecto a 2014, y casi un 40% con respecto a al año 2013. En concreto, China sigue siendo el principal origen de nuestras importaciones, con una cuota próxima al 60%, y el volumen de miel importada continúa aumentando. 

El mercado interior tampoco ayuda ya que se encuentra paralizado. La segunda mitad de 2015 y el comienzo de 2016 ha provocado que se acumule en los almacenes una importante cantidad de miel de la campaña anterior, por lo que se supone que la campaña actual será muy complicada. Junto a estos problemas comerciales, se suman los problemas sanitarios a los que se están enfrentando los apicultores, que traen consigo un aumento de la mortalidad de las abejas. 

Estos animales son los polinizadores más conocidos. Se trata de un grupo de especies cuyos miembros vuelan, saltan y deslizan de flor en flor para permitir que las plantas se reproduzcan, incluyendo aquellas que suponen más un tercio de la producción mundial de cultivos alimentarios. Si las abejas desaparecieran se eliminaría gran cantidad de alimentos nutritivos de nuestras dietas, incluidas papas, cebollas, fresas, coliflor, pimiento, café, calabazas, zanahoria, manzanas, girasoles, almendras, tomates y cacao, aseguró el Director General de la FAO, José Graziano da Silva, durante una visita a Eslovenia, líder en la apicultura.

Allí se celebró la Jornada Internacional de la Abeja que ha obtenido el apoyo de la FAO. Asimismo, Graziano da Silva advirtió que a pesar del papel fundamental que desempeñan las abejas, nos arriesgamos a un colapso al exponer a las abejas a peligros cada vez mayores, entre ellas el cambio del uso del suelo, el uso de plaguicidas, la agricultura de monocultivo cambio climático, que alteran los períodos de floración. "Un mundo sin polinizadores sería un mundo sin diversidad de alimentos, y a largo plazo, sin seguridad alimentaria" afirmó el Director General de la FAO. 

Según el responsable de la asociación, fomentar la existencia comunidades sanas de polinizadores implicaría asegurar la diversidad de hábitat, así como apoyar las prácticas agrícolas tradicionales que los beneficien. "Las abejas son una señal de ecosistemas que funcionan bien", subrayó Graziano da Silva, añadiendo " en gran medida, la disminución de los polinizadores es también un signo de las perturbaciones que los cambios globales están causando en los ecosistemas de todo el mundo". Por lo que la FAO indicó que fomentar la adopción de métodos de producción agrícola, que mejoren las funciones ecosistémicas en el enfoque del Manejo Integrado de Plagas, reduce al mínimo el uso de productos químicos agrícolas para aumentar la producción de manera sostenible.

De esta forma, la FAO coordina la Iniciativa internacional para la conservación y el uso sostenible de polinizadores divulgando conocimientos, directrices y protocolos para apoyar a los países en el seguimiento de los polinizadores y comprender mejor las amenazas, necesidades de información y las carencias de datos. 

Por último añadió que "sin abejas sería imposible alcanzar el objetivo principal de la FAO, un mundo sin hambre".

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