Los frutos secos, como los pistachos, son productos fundamentales dentro de una alimentación saludable. Cada vez son más recomendados, hasta el punto de que hoy en día se aconseja una frecuencia de consumo que oscila entre 4-7 raciones de frutos secos a la semana. La Dra. Palacios Gil de Antuñano, Jefe del Servicio de Medicina, Endocrinología y Nutrición del Centro de Medicina del Deporte del Consejo Superior de Deportes, nos explica los motivos de esta evolución y el papel que este alimento ocupa en la pirámide alimenticia.

"Los pistachos son una gran fuente de energía. Una ración (aprox. 30g de porción comestible) proporciona 160 calorías, con un perfil lipídico óptimo ya que un 80% es grasa insaturada (similar a la del aceite de oliva) y no aporta colesterol, por lo que su consumo se recomienda para prevenir enfermedades cardiovasculares" destaca la Dra. Palacios. "Además tienen proteínas vegetales de buena calidad, son ricos en fibra y en antioxidantes como las vitaminas A y C, el selenio, fitoesteroles y luteína. Una ración de este fruto seco aporta el 8% del valor diario recomendado de magnesio y potasio", añade.

Varios estudios recientes han relacionado la reducción del riesgo de padecer ciertos tipos de cánceres y trastornos oculares como la degeneración macuar, con el consumo habitual de pistachos. Además se ha asociado la ingesta frecuente del alimento con disminución del riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 por un descenso de los niveles de glucosa en sangre y un incremento de la sensibilidad a la insulina. 

La Dra. Palacios explica cómo a mediados de siglo pasado en nuestro país se puso en marcha el programa de Educación en Alimentación y Nutrición (EDALNU), para mejorar el nivel nutricional de la población a través de la promoción de hábitos alimentarios saludables. Si en una dieta diariamente comemos uno  o dos alimentos de cada grupo en cantidad suficiente, el resultado final sería una alimentación correcta. Los pistachos, junto con los demás frutos secos, las legumbres y las patatas, se sitúan dentro del grupo 3, porque reúne en un solo sector todas las funciones de los otros seis grupos: plástica gracias a su proteína vegetal, energética por las grasas vegetales, especialmente insaturadas (cardiosaludables) y reguladora por su contenido en vitaminas, sobre todo del grupo B y vitamina E, y minerales como calcio, potasio y magnesio.

En 2005, el Ministerio de Sanidad puso en marcha la Estrategia NAOS (Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) y eligió una pirámide como modelo visual para transmitir las recomendaciones nutricionales a la población española. Los pistachos se posicionaron en segundo nivel, con un consumo recomendado de varias veces a la semana. Pero en 2011 estos alimentos se incluyeron en la pirámide de la dieta mediterránea, en el estrato de alimentos de consumo diario, por su excelente perfil nutricional. 

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