Una semana más, contactamos con un representante del sector alimentario para conocer su valoración acerca del etiquetado nutricional frontal Nutriscore. Tras escuchar las opiniones de expertos del mundo científico y de uno de los representantes españoles en el Parlamento Europeo, contamos con Juan Vieites, secretario general de ANFACO-CECOPESCA (Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas de Pescado), para conocer la visión de este sector tan relevante.

En la entrevista nos explica que, para la Asociación, "Nutriscore no califica correctamente la calidad nutricional de las conservas y semiconservas de pescado y marisco". Así, estos productos obtienen una valoración que va entre la C y la D, sin tener en cuenta particularidades relevantes como su alto contenido en proteínas, vitaminas del grupo B, D y E, y minerales como fósforo, potasio, yodo y selenio, o la óptima calidad de su grasa, ya que contienen ácidos grasos omega-3 (EPA+DHA). "Además, utilizan aceites de perfil saludable como el aceite de oliva, soja o girasol, lo cual garantiza que su contenido en grasas saturadas y trans es bajo", añade Vieites.

Otros aspectos positivos de las conservas y semiconservas de pescado que no valora este tipo de etiquetado son su disponibilidad estacional, su precio asequible y su facilidad y comodidad de uso, remata.

Todo ello provoca que la valoración que Nutriscore da actualmente a estos alimentos suponga un perjuicio para su imagen, tal y como resalta el experto.

Y por eso, desde 2019 ANFACO-CECOPESCA ha solicitado activamente a la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) un examen profundo de la aplicación de este etiquetado a las conservas y semiconservas de pescado y marisco. "Hemos sugerido cambios que consideramos realistas y asumibles, para la modificación del puntaje que otorga el algoritmo a estos alimentos", afirma.

En cuanto a la razón de esta discrepancia, el secretario general de ANFACO-CECOPESCA hace hincapié en que Nutriscore otorga su valoración sobre un algoritmo basado en cinco únicos parámetros. "Cuando hemos revisado las publicaciones científicas en revistas especializadas aplicadas a la valoración de la calidad nutricional global de un alimento y de las dietas en la que se integra, hemos encontrado que existen metodologías basadas en, al menos, 30 parámetros. Por ese motivo, la excesiva simplificación de Nutriscore, que puede tener sus ventajas, plantea con cierta frecuencia calificaciones muy discutibles y que bajo nuestro punto de vista obligan a un ajuste del modelo", asegura.

Juan Vieites recuerda, además, que no está previsto que la Comisión Europea se pronuncie hasta bien avanzado el año 2022 respecto a cuál será el régimen armonizado de etiquetado nutricional frontal a nivel de la UE. "Por ello, consideramos precipitado pretender la obligatoriedad de Nutriscore en 2022", menciona.

Vieites ha hablado también sobre este etiquetado y las comparaciones entre las conservas "en aceite" y "al natural"; el establecimiento de perfiles nutricionales y de “porciones” por categoría de producto, temas que aún no han sido resueltos y que son fundamentales para poder avanzar; los pros y contras de otros sistemas de etiquetado frontal establecidos en otros Estados miembros, o los riesgos que supone la introducción de sistemas como Nutriscore, si producen una estigmatización de los alimentos densos o ricos en nutrientes esenciales, como son promover dietas hipocalóricas o carentes de nutrientes esenciales, y/o no considerar las necesidades específicas de los diferentes segmentos de población.


 

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