La situación creada por la pandemia de la COVID-19 no tiene precedentes para el sector pesquero. Tras la declaración del estado de alarma desapareció, de la noche a la mañana, el canal Horeca, un 20% de las ventas de productos pesqueros, provocando una caída de los precios que, en el caso del marisco, llegó a superar el 70% y de un 50% para la mayoría de las especies. Afortunadamente, los precios se han ido recuperando (salvo el marisco y algunas especies).

Por otro lado, y con la población española confinada, si inicialmente se registró mayor demanda, se ha ido moderando. En el punto de venta final, las pescaderías están bajando precios, aunque no tanto como en primera venta y en grandes superficies hay una reducción de la oferta de especies. También hay que destacar el incremento de la venta online y el esfuerzo de los minoristas para incrementar los servicios de entrega a domicilio.

Como sector esencial, las flotas han priorizado mantener el suministro de pescado, pero salvando dificultades para cumplir las medidas de protección frente a contagios, especialmente en los barcos de menor tamaño, y para mantener la rentabilidad ya que, en algunos casos, faenar no permite cubrir ni siquiera los costes de explotación.

Por ello, muchos barcos de bajura se han parado, sobre todo en el Mediterráneo, el Golfo de Cádiz y parte del Cantábrico Noroeste. Otras flotas de altura se mantienen operativas, aunque también afrontan dificultades propias, como la gestión de sus tripulaciones, descarga, transporte de sus capturas o la renovación de permisos de pesca.

Desde el principio de la crisis hemos mantenido el contacto con el Gobierno para incidir en nuestro compromiso de continuar suministrando pescado, pero también solicitando medidas. Su apoyo es indispensable ya que, por ejemplo, hay algunas flotas que se han visto obligados a amarrar y deben poder acogerse a ERTEs por causa de fuerza mayor, única fórmula para superar esta crisis y asegurar los empleos tras esta situación.

Por último, a nivel europeo, solicitamos a la Comisión Europea (CE) establecer medidas urgentes y extraordinarias, y la CE ha propuesto un paquete de medidas y la modificación de la normativa actual para permitir reasignar y transferir recursos financieros no utilizados del FEMP y para ayudar a los armadores y sus trabajadores por las paralizaciones temporales de la flota. La Comisión también introdujo mecanismos para posibilitar ayudas al almacenamiento de pescado no vendido para tratar de equilibrar los mercados, así como más financiación a las organizaciones de productores pesqueros y la posibilidad de recibir anticipos de entre el 50 y el 100% de las ayudas por sus planes de producción y comercialización.

Desde el sector celebramos estas medidas, pero Europa ha de ser más ambiciosa y debe establecer mecanismos para compensar las pérdidas que están sufriendo las empresas activas por la reducción de sus ingresos.

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