Fernando J. Burgaz: "Los retos del comercio agroalimentario español en la actual situación geopolítica"
Fundación Foro Agrario
5 de octubre, 2025
La alta productividad y competitividad de nuestro sector se ve afectada por factores geopolíticos, como la lucha por la hegemonía entre EE UU y China
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Fernando J. Burgaz
Presidente Fundación Foro Agrario
Dos de los principales rasgos del sector agroalimentario español es, por un lado, su potencial exportador, que le permite estar presente en la mayoría de los mercados internacionales, y, por otro lado, por su capacidad para adaptarse a las diferentes circunstancias de dichos mercados y a las demandas de sus consumidores.
Las exportaciones agroalimentarias han batido récords históricos en los últimos años, consolidando a España como una potencia agroalimentaria, con una posición de liderazgo en los mercados y constituyendo un motor económico del PIB nacional.
El crecimiento constante de las exportaciones demuestra la alta productividad y competitividad del sector y permite a las empresas obtener mayores ingresos y rentabilidad, compensando así la saturación del mercado interior y la competencia de precios.
Dicha capacidad se ve afectada, a día de hoy, por importantes factores geopolíticos, especialmente la lucha por la hegemonía a nivel mundial entre EE UU y China, y los que se derivan de los conflictos armados, o en riesgo de emprenderse.
La llegada de Trump es la mayor disrupción que, en el ámbito geopolítico, hemos vivido en los últimos años, lo que está suponiendo la definición de nuevas orientaciones en la política comercial de EEUU, con un cambio total en la tradicional política comercial americana.
Pero, además de lo anterior, nos enfrentamos al impacto que se originará con la previsible y próxima ratificación del acuerdo comercial con Mercosur, con especial repercusión en algunos sectores como el de la carne.
Para poner en contexto el significado de los nuevos desafíos y oportunidades, que también existen, en el comercio de los productos agropecuarios españoles, cabe señalar que hemos vivido y gestionado con éxito múltiples crisis en el comercio mundial en los últimos años y hemos aprendido, entre otras cuestiones, la importancia de la calidad de nuestros productos y de los valores de la agricultura europea, para lograr una presencia competitiva en los mercados.
Por añadidura, junto a los anteriores retos, deben reseñarse otros desafíos que también dificultan el desarrollo del sector y ponen en riesgo su futuro. Con independencia de los desafíos relacionados con la variabilidad climática o el desarrollo tecnológico, hay dos cuestiones que son motivo de preocupación para los productores.
El sector agroalimentario es muy dependiente de decisiones ajenas al propio sector, como son algunas normas comunitarias y nacionales de carácter ambientalista, diseñadas, en muchos casos, sin tener en cuenta el impacto sobre la producción agraria ni la capacidad de los productores para adaptarse a las mismas. Tal es el caso de la normativa sobre deforestación (Reglamento (UE) 2023/1115), o del Reglamento (UE) 2024/1991 sobre la restauración de la naturaleza, que imponen importantes cambios en los sistemas productivos y limitaciones y restricciones a la producción, que están ocasionando incertidumbres en los productores y los mercados.
Pero también deben abordarse retos que son propios del sector, como es la falta de relevo generacional, que constituye uno de los principales problemas para garantizar la continuidad de las explotaciones y la sostenibilidad del sector. Su importancia hace necesaria la adopción de medidas urgentes que reviertan tendencia, incluyendo tanto la mejora de la rentabilidad de las explotaciones, como la puesta en valor ante la sociedad del papel del agricultor y del trabajo en las explotaciones agrarias.
Aunque los retos e incertidumbres a los que se enfrenta el sector agrario pudiera llevar al pesimismo sobre su futuro, estoy convencido de la capacidad y fortaleza de los productores y asociaciones para adaptarse, como ya han demostrado en ocasiones anteriores, a los cambios y riesgos a los que se enfrentan. Tarea en la que será fundamental el liderazgo de las Organizaciones Interprofesionales, como integradoras de los intereses de los productores, de las industrias alimentarias y con la colaboración de la distribución alimentaria.
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